Por Carolina Muñoz, Directora Ejecutiva de Chile Regenerativo
En la actualidad, las noticias nos presentan diariamente relatos de inundaciones devastadoras e incendios forestales incontrolables que asolan distintas partes del mundo. Lo que alguna vez parecían eventos aislados se han convertido en un fenómeno recurrente y alarmante.
La simultaneidad de estos eventos nos habla de patrones transversales en el gran ecosistema que sostiene a todos los seres: el planeta Tierra. Estos desastres no son meras coincidencias, sino síntomas de un colapso planetario anunciado por científicos desde hace años, y cuya responsabilidad recae en cómo nosotros, como seres humanos, hemos diseñado nuestro habitar y nuestros sistemas productivos en contra de los ciclos que sostienen la vida.
Este contexto refuerza una realidad que hemos ignorado: la interconexión e interdependencia entre todos los seres vivos en este planeta, ambos conceptos también respaldados por la ciencia. Cada componente de un ecosistema está intrínsecamente relacionado con los demás, y los cambios en un área afectan a múltiples sistemas cercanos y lejanos.
El ciclo destructivo de incendios, sequías e inundaciones es un ejemplo de cómo nuestras prácticas impactan negativamente en el ecosistema. Sin embargo, a pesar de estos eventos climáticos extremos, seguimos impulsando un modelo de desarrollo lineal, obsesionados con la neutralidad de carbono, incluso talando vastas áreas de bosque nativo en Chile para proyectos de energía renovable, fragmentando ecosistemas en busca de una solución tecnológica que ignora la complejidad de la realidad.
Es esencial entender que no estamos separados de la naturaleza; somos parte de ella, ¡somos naturaleza! Los patrones que rigen la vida en un bosque se repiten en nuestras comunidades y cuerpos. Nuestras acciones afectan a todo el sistema; por lo que, al dañar el entorno, nos dañamos a nosotros mismos.
Es urgente que asumamos nuestra responsabilidad. Debemos colaborar para provocar un cambio, cuidando cada elemento del ecosistema. Solo así podremos sostener y regenerar la vida, siendo parte de su evolución.
Para lograrlo, necesitamos nuevos líderes comprometidos con acciones regenerativas y transformadoras a todos los niveles, desde el individuo hasta la escala global. Todos desempeñamos un papel en la protección de nuestro planeta y nuestra calidad de vida. Es hora de reconocer nuestra interconexión con la naturaleza y actuar en consecuencia.
Nuestro presente y futuro, así como el de las futuras generaciones, dependen de esta elección. Podemos seguir el camino del colapso planetario o trabajar juntos para un futuro sostenible y en armonía con la naturaleza. La decisión está en nuestras manos.
